10 marzo 2019

En su lugar iran los líderes del 'Procés' o sus afines

Carles Puigdemont expulsa de las listas de Junts per Cat a todos los moderados: caen Marta Pascal, Campuzano y Xuclá

Hechos

El 10 de marzo de 2019 se hacen públicas las listas de Junts para las elecciones generales de abril de 2019.

Lecturas

En medio de difíciles negociaciones entre el prófugo D. Carles Pugidemont Casamajó, que mantiene su residencia en Bélgica desde octubre de 2017, y el PDeCAT, el 10 de marzo de 2019 se hacen públicas las listas de Junts per Catalunya para las elecciones generales de abril de 2019 que evidencian un triunfo total del D. Carles Puigdemont Casamajó.

LOS DEFENESTRADOS:

El Sr. Puigdemont ha impuesto su criterio que suponía vetar de las listas al sector independentista partidario de acuerdos por Madrid y poner en su lugar a los sectores independentistas radicales, contrarios a cualquier diálogo que no sea para una independencia unilateral de Catalunya.

De esta manera ha quedado excluida de las listas la Sra. Dña. Marta Pascal Capdevila, que ya fue defenestrada como coordinadora del PDeCAT por presiones del Sr. Puigdemont. También han quedado también vetados los hasta ahora diputados D. Carles Campuzano Canadès (que llevaba en el congreso desde 1996, en tiempos de CiU) y D. Jordi Xuclá Costa (desde 2000) pese a sus muchos años de labor parlamentaria.

En su lugar la lista por Barcelona de Junts la encabezará el encarcelado D. Jordi Sánchez, tras él irá Dña. Laura Borrás Castanyer (afín al Sr. Puigdemont). Por Tarrragona encabezará la lista el encarcelado D. Josep Rull Andreu, por Lleida el encarcelado D. Jordi Turull Negre y por Girona D. Jaume Alonso-Cuevillas Sayrol, el abogado del Sr. Puigdemont Casamajó.

HACIA LA RUPTURA FINAL

A pesar de las cesiones de la dirección del PDeCAT en la batalla por las listas en las elecciones generales de 2019, la mala relación entre el ‘líder exiliado’ y la ejecutiva del PDeCAT continuará hasta la ruptura definitiva en el verano de 2020 cuando se producirá la ruptura final al convertir el Sr. Puigdemont la marca Junts en un partido político propio al margen del PDeCAT.

11 Marzo 2019

Un traje a medida

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Carles Puigdemont impuso a sus fieles en las lista a las próximas elecciones generales, municipales y europeas. El inquilino de la Casa de la República de Waterloo se hizo un traje a medida, por más que David Bonvehí, el presidente del PDECat saliera a decir con cara de circunstancias que ‘salimos reforzados’. El partido es un instrumento en manos de Puigdemont y nadie está dispuesto a discutírselo. Es la antítesis de lo que, por ejemplo, el PNV entiende que debe ser una organización política, donde quien manda es el partido y el líder está estrictamente a su servicio. El fracaso en su día del plan Ibarretxe, que pretendía un secesionismo encubierto que acabó llevando a los nacionalistas a la oposición condujo a un nuevo modelo, donde el poder está sin discusión en Sabin Etxea. Sin aventuras, ni ocurrencias. Hoy el Gobierno vasco tiene el mayor grado de autogobierno de ningún territorio que no sea un Estado de todo el planeta. Lo que sucede en Catalunya, y en el PDECat en concreto, es visto en Bilbao como una cadena de errores. Así que han decidido marcar distancias con sus exsocios a fin no contaminarse con sus políticas.

Una de las conclusiones relevantes del consejo nacional del PDECat es que los políticos más significados en el Congreso de los Diputados dejan de estar al frente de la formación. Carlos Campuzano, el que había sido su jefe de filas y personaje clave junto a Jordi Xuclà – con la complicidad de Marta Pascal – para que Pedro Sánchez pudiera alcanzar la Moncloa, se han caído de la lista. Y ello supone un cambio de estrategia que afectará a la política española. Ahora no se trata de tener la llave de la gobernabilidad y conseguir el mayor autogobierno, sino de bloquear la política española hasta que el Estado ceda con el derecho de autodeterminación. Mientras, en el PNV se lo miran todo con tanto escepticismo como sorpresa y se frotan las manos pensando en l oque pueden conseguir si sus escaños son decisivos.

11 Marzo 2019

Un órdago para bloquear España

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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QUE LA errática e irresponsable política de la distensión con el independentismo practicada por Pedro Sánchez durante los últimos nueve meses no ha servido más que para debilitar el Estado era un hecho consabido. Ayer, además, el sector soberanista vinculado a Carles Puigdemont y al entorno posconvergente confirmó que no tiene ninguna intención de abrazar el manido diálogo que el Gobierno ha agitado a modo de subterfugio para aferrarse al poder. La purga del ex presidente catalán en el PDeCAT orilla al sector moderado de la extinta Convergència y sitúa en puestos de salida a candidatos claramente refractarios a la aceptación del marco legal. La candidatura del propio Puigdemont a Estrasburgo supone el enésimo intento de internacionalizar el victimismo separatista. A ello se suma que los presos Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull liderarán las listas de JxCat el 28-A, de las que también formarán parte Míriam Nogueras y el abogado de Puigdemont. Por su parte, Elsa Artadi dejará el Govern para ser la número dos de Forn al Ayuntamiento de Barcelona. La inclusión de varios de los dirigentes imputados en el juicio del 1-O y de afines al núcleo duro de Puigdemont se traduce en la marginación de Carles Campuzano, Jordi Xuclà y Marta Pascal, que es tanto decir en la exclusión del sector moderado de la vieja CDC siguiendo el dictado de quien permanece huido en Waterloo. No hay, en realidad, pacto entre el PDeCAT, la Crida y JxCat, sino la imposición de Puigdemont, cuya deriva radical está arrastrando al conjunto del frente separatista. Incluido ERC, que no ha dudado en usar a Junqueras como cabeza de lista y en coaligarse con Bildu, herencia del brazo político de ETA, para las generales. El independentismo muestra cada vez menos pudor en trabar alianzas con los abertzales.

El sometimiento de las bases posconvergentes por parte del ex president constituye un nuevo desafío al Estado destinado no sólo a perpetuar la estrategia rupturista, sino a bloquear el Congreso y, por tanto, la gobernabilidad en caso de que el independentismo tenga la llave de la misma. Extremo que sólo puede ocurrir en caso de que Sánchez necesite reeditar la mayoría de la moción de censura. En todo caso, lo que demuestra esta nueva maniobra de Puigdemont es la definitiva laminación del espacio de centralidad que antaño ocupaba Convergència, tal como denuncia Duran Lleida en las memorias que acaba de publicar. Ahora mismo resulta inviable disociar entre pragmáticos y extremistas en el secesionismo porque lo que prima es la voluntad de confrontación y la machacona e inaceptable exigencia de trocear la soberanía nacional. La autodestrucción arrancó con Artur Mas, tal como también señala el ex líder de Unió, y se ha consolidado con el ventrílocuo de Torra. Lo relevante es que el Gobierno resultante del 28-A recupere la determinación para hacer frente a este chantaje prolongado.