5 junio 2007
El PSOE convoca un congreso extraordinario en su federación madrileña para recuperarse de la crisis
Crisis del PSOE en Madrid: Miguel Sebastián es forzado a renunciar como concejal y Zapatero fuerza la dimisión de Simancas
Hechos
El 31.05.2007 D. Miguel Sebastián anunció su dimisión como concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid. El 4.06.2007 era D. Rafael Simancas el que anunciaba su dimisión como Secretario General del PSM (PSOE en Madrid)
Lecturas
La derrota de PSM, la federación del PSOE en Madrid, en las elecciones municipales y autonómicas de Madrid ha desatado la crisis. D. Rafael Simancas, Secretario General del PSM y candidato del PSOE a la presidencia de Madrid (derrotado por Dña. Esperanza Aguirre), anunció que no se presentaría a reelección y que la federación iniciaba un proceso de autocrítica.
Una de las primeras medidas de autocríticas del PSM ha sido solicitar a D. Miguel Sebastián (derrotado en la lucha por la alcaldía de Madrid por D. Alberto Ruiz Gallardón) a que dimitiera como concejal del PSOE sin llegar a tomar posesión de su acta y no sea, por tanto, portavoz de la oposición al alcalde D. Alberto Ruiz Gallardón. El Sr. Sebastián nunca contó con el respaldo del PSM para el que era un candidato impuesto por la dirección nacional del Sr. Rodríguez Zapatero.
La reacción del Sr. Zapatero, ante la dimisión forzada de su amigo, el Sr. Sebastián, ha sido forzar la dimisión del Sr. Simancas y precipitar un congreso para elegir a un nuevo líder. Parte como favorito el alcalde de Parla, D. Tomás Gómez, que en las últimas municipales fue reelegido por mayoría absoluta.
D. Rafael Simancas fue elegido secretario general del PSM en el año 2000 (cuando aún se denominaba FSM) y fue reelegido en 2004 frente a D. Antonio Miguel Carmona. Su mandato estará siempre marcado por el ‘tamayazo’.
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05 Junio 2007
Catarsis socialista
Menos de una semana después de que el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián, informara sobre su retirada de la vida política,
Rafael Simancas anunció ayer que dejaba la Secretaría General del Partido Socialista de Madrid (PSM). La razón no es otra que el enorme varapalo que sufrieron los socialistas en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 27 de mayo. Aun cuando las decisiones de ambos han sido presentadas como dimisiones voluntarias, también han influido las presiones y la oposición sufrida dentro del propio aparato regional. La crisis del socialismo en Madrid ha tocado fondo.
Simancas es un político joven, pero, paradójicamente, sus siete años al frente del PSM le han convertido en un líder vinculado al pasado, con todos los elementos contaminantes de un «político del aparato». Además, sobre él había recaído la etiqueta de perdedor derivada de sus dos derrotas consecutivas, ahora y en 2003, tras la repetición de los comicios autonómicos a raíz del transfuguismo de dos diputados de su formación: el famoso tamayazo. Quizá entonces tenía que haber renunciado a la Secretaría General. De aquellos polvos vienen ahora estos lodos que no serán tan fáciles de limpiar. Por ahora, el PSM será gobernado por una gestora hasta la celebración de un congreso extraordinario que no debería demorarse. Como ahora se comprueba, fue absurdo el anuncio el día después de los comicios de que su salida se aplazaría un año. Hubiese sido prolongar la agonía de Simancas.
La crisis de los socialistas madrileños no debe leerse como la simple caída de dos candidatos. El PSOE tiene un gravísimo problema de liderazgo tanto en la comunidad como en el Ayuntamiento, donde no gobierna desde hace muchos años. Pero no sólo. La derrota en Madrid debería obligar a Zapatero a reflexionar sobre las nefastas consecuencias que supone improvisar el nombre de un candidato desconocido para el ciudadano, como fue Sebastián. Y también para juzgar la responsabilidad que el secretario de organización del partido, José Blanco, ha tenido a la hora de supervisar la confección de las listas electorales. Pese a todo, el gran reto de Zapatero y su partido es sacar a sus militantes y votantes de la sensación de desconcierto que padecen desde el 27-M.
01 Junio 2007
La saga-fuga de Miguel Sebastián
01 Junio 2007
Zapatero arroja a Sebastián a las fauces del PSM
Miguel Sebastián anunció ayer su renuncia: no recogerá el acta de concejal en el Ayuntamiento de Madrid y regresará a dar clases a la Universidad. Es el final lógico a una aventura que no tenía pies ni cabeza, fruto de la frivolidad política de un Zapatero crecido que creía ingenuamente que si él llegó contra pronóstico a la secretaría general del PSOE y a La Moncloa, otro outsider podría dar la sorpresa tocado con su varita mágica.
Fue Zapatero quien designó personalmente candidato a Sebastián, sin consultar al partido. Asumía así el éxito o el fracaso de la operación. «No fue el mejor proceso posible», admitía esta semana el líder del Partido Socialista de Madrid, Rafael Simancas. Sebastián llegó como rival de Gallardón después de que José Bono y la vicepresidenta De la Vega hubieran rechazado esa papeleta. Pese a ello, Zapatero aseguró que «durante muchos meses» había pensado que Sebastián era el mejor candidato. A sólo siete meses de las elecciones, el director de la Oficina Económica de La Moncloa, un absoluto desconocido para los ciudadanos, empezaba su precampaña. Fue cuando se popularizó la expresión de «¿Miguel qué?», dado que pocos conocían siquiera su apellido. La campaña fue un desastre. Empezó con su nombre ligado a la denuncia de Conthe por un dossier contra el presidente del BBVA y tocó fondo cuando, en el debate televisado con Gallardón, arremetió contra éste esgrimiendo una foto de la abogada Montserrat Corulla. Debería haber renunciado entonces o, por lo menos, haberse disculpado: nunca antes se había recurrido a la vida personal del rival para intentar destruirle. En cualquier caso, su renuncia de ayer llega tarde también por otra circunstancia: la debacle electoral fue tal -los peores resultados de la historia del PSM; tres concejales menos que su antecesora, Trinidad Jiménez- que aconsejaba su marcha el mismo domingo. No lo hizo y el runrún en el partido iba creciendo contra él. Tres concejales que iban en su lista pidieron el martes que no llegara a tomar posesión en el Ayuntamiento. Sin embargo, hasta el miércoles por la noche, mantuvo públicamente su determinación de pasar cuatro años en la oposición municipal.
Ante la presión del partido y la posibilidad de que la rebelión contra Sebastián, que ni siquiera es militante socialista, creciera hacia arriba, Zapatero decidió finalmente sacrificarle y arrojar su torturado cadáver político a las fauces del mediocre aparato del PSM. Ayer, el concejal nonato dio a conocer su marcha en una comparecencia desangelada en la que estuvo acompañado sólo por tres miembros de su lista. Algunos de sus compañeros admitieron haber conocido su renuncia «por la radio». Un histórico como Guerra se permitía incluso ningunearle: «¿Y de qué ha dimitido? ¿Qué era?».
Es seguro que Zapatero no va a consentir que el PSM trate de escurrir el bulto tras devorar a su candidato y amigo. Sabe que ha fracasado en su apuesta, pero sabe también que no es el único responsable. Por eso Sebastián propugnaba ayer en su despedida «una profunda renovación del partido». La crisis en el PSOE madrileño no ha hecho más que empezar.