3 octubre 2010

Las primarias se realizaron después de que fracasara la campaña de la dirección nacional del PSOE apoyada por el Grupo PRISA intentara que Tomás Gómez desistiera de presentar su candidatura

Tomás Gómez Franco gana las primarias del PSOE madrileño a Trinidad Jiménez, candidata apoyada por Zapatero

Hechos

Primarias por la candidatura del PSOE a la comunidad de Madrid:

  • D. Tomás Gómez- 7.613 votos
  • Dña. Trinidad Jiménez-  7.055 votos

Lecturas

El Comité Federal del PSOE, liderado por D. José Luis Rodríguez Zapatero y D. Alfredo Pérez Rubalcaba propone como candidatos del PSOE en las lecciones de 2011 a la presidencia y a la alcaldía de Madrid a Dña. Trinidad Jiménez García-Herrera y a D. Jaime Lissavetzky Díaz, respectivamente. Esta propuesta supone una desautorización del secretario general del PSOE en Madrid, el PSM, D. Tomás Gómez Franco – elegido Secretario General del PSM en 2007 – que aspiraba a ser el candidato del PSOE a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Los medios del Grupo PRISA (El País y la SER) también respaldan que la candidata sea Dña. TrinidaD Jiménez, pero a pesar de la petición formal que hace el Comité Federal al Sr. Gómez Franco para que renuncie, este mantiene su candidatura forzando al partido a relaizar primarias, que se producen el 3 de octubre de 2010, dándose el siguiente resultado:

  • Tomás Gómez Franco – 7.613 votos-
  • Dña. Trinidad Jiménez García-Herrera – 7.055 votos.

Con estos resultados D. Tomás Gómez Franco será el candidato del PSOE a la presidencia de Madrid contra el deseo del Comité Federal que teme que no sea un perfil que logre quebrantar la mayoría de Dña. Esperanza Aguirre Gil de Biedma. En el caso de la alcaldía, al no presentarse rivales, el Sr. Lissavetzky Díaz será el candidato y deberá trabajar con el Sr. Gómez Franco con la tensión de pertenecer a equipos diferentes (la Sra. Lissavetzky apoyó a Dña. Trinidad Jiménez en las primarias).

01 Septiembre 2010

A favor de Trinidad Jiménez: Regreso al futuro

José Pablo González Durán

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a.

Los ciudadanos progresistas de Madrid fueron expoliados hace ocho años. La consecuencia de aquel fraude es que desde entonces soportamos el Gobierno autonómico más sectario, retrógrado y beligerante de España.

Lo que esos ciudadanos esperan hoy de nosotros es que ganemos de una vez para poner fin al desmantelamiento programado de la sanidad pública, a las discriminaciones educativas, al amparo institucional de todas las causas reaccionarias, a la intoxicación desde la televisión pública regional y a la conversión de la Comunidad de Madrid en una maquinaria hostil dedicada a sabotear al Gobierno de España.

A los votantes les importan un rábano nuestros delicados equilibrios internos. No entienden que el PSOE haya de ser una plataforma de la carrera política de nadie, y les interesan poco las especulaciones sobre un hipotético futuro pos-Zapatero que parece estar llenando de pájaros algunas cabezas.

Lo que quieren es que demostremos estar dispuestos de verdad a cambiar las cosas en Madrid. Y que apartemos de nosotros la tentación de acomodarnos en la oposición o de echar mano de las múltiples excusas disponibles ahora para justificar la resignación.

Quieren que pongamos en la línea de salida no lo que diga el escalafón, sino lo mejor que tengamos para ganar y para gobernar.

La repentina pretensión de que los partidos no deben usar las encuestas para tomar decisiones de estrategia electoral resulta pintoresca, sobre todo cuando viene de conocidos adictos a ellas.

Si en estas primarias el censo electoral no fuera de 17.000 militantes, sino de un millón de votantes del PSOE, ganaría Trinidad Jiménez con mucha claridad. Y esto lo sabemos todos -incluidos quienes apoyan a Tomás Gómez-.

Yo he decidido que en estas primarias voy a pensar como un ciudadano que quiere que las cosas cambien. Y por ello voy a votar a Trinidad Jiménez para que intente ganar al PP y después gobernar en la Comunidad de Madrid.

La votaré porque cree y nos hace creer en la victoria.

La votaré porque es la mejor para hacer frente al peor problema que ha creado el PP a los madrileños, que es el deterioro de los servicios públicos.

La votaré porque la política madrileña necesita diálogo, respeto y cooperación institucional, y esto es lo que tendremos con Jaime Lissavetzky y Trinidad Jiménez. No solo un tándem para ganar, sino un tándem para gobernar, lo contrario de lo que hoy pasa.

La votaré porque a día de hoy su único objetivo político es ganar estas elecciones. Y porque no le parece que el apoyo de Zapatero haya sido algo valiosísimo ayer y sea algo sospechoso hoy.

Porque ha demostrado un entusiasmo, una empatía con la gente y un compromiso con los problemas de los ciudadanos que a muchos nos hubiera gustado ver en Madrid durante estos últimos cuatro años.

Y sobre todo, la votaré y la apoyaré porque creo que puede ganar. Y porque los socialistas se lo debemos a los ciudadanos progresistas de Madrid. Les debemos el hacer posible un regreso al futuro.

José Pablo González Durán es alcalde de Collado Villalba y miembro de la Comisión Ejecutiva del PSM-PSOE.

01 Septiembre 2010

A favor de Tomás Gómez: "No tomarás el nombre de Zapatero en vano"

Eduardo Sotillos

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En el marco de una estrategia de indeseadas consecuencias, algunas voces identificadas con el entorno de la candidatura de Trinidad Jiménez a las primarias en la Comunidad de Madrid han puesto en circulación un mensaje tan peligroso como falso: «Una victoria de Tomás Gómez pondría en riesgo al Gobierno y a su presidente». Por si no fuera suficiente, la última ocurrencia es afirmar que «Tomás Gómez es el candidato de la derecha».

¿Todo vale a la hora de intentar conquistar voluntades, cuando fallan otro tipo de presiones? El secretario general del PSM mantiene un comportamiento caracterizado por la lealtad con el proyecto socialista. Ha resistido someterse a los halagos de quieneshubieran estado dispuestos a ovacionarle en cuanto hubieran advertido una debilidad en ese terreno. Gómez es únicamente «culpable» de mantener su compromiso con el partido que lidera en Madrid, anunciado desde hace muchos meses: «Voy a presentarme como candidato a las elecciones de Madrid. Lo haré también si hay primarias». Ninguna sorpresa, ninguna improvisación. También es «culpable» de haber llegado a un pacto con el secretario general del PSOE para que, según palabras del propio Zapatero, «se imponga la democracia» y la decisión final la tomen los militantes. Con esta postura de Zapatero hubiera debido bastar para que la campaña por conquistar el respaldo de los socialistas madrileños produjera un debate de altura sobre las propuestas de ambos candidatos. Lamentablemente, no ha sido así y asistimos al juego de descalificaciones para presentar a Tomás Gómez como un peligro.

Es hora de denunciar esa maniobra. Resulta patético, y deplorable, que quienes dicen «apoyarse en Zapatero» lancen a la opinión pública la idea de que el futuro y la estabilidad del Gobierno puedan estar en riesgo por el resultado de unas primarias. ¿Piensan realmente que los españoles no van a valorar la política socialista, de cuyos logros son partícipes algunos de los ministros que apoyan la opción de Jiménez, y van a decidir su voto en función de quien se enfrente a Esperanza Aguirre? ¿En tan poca estima tienen el trabajo del Gobierno, gestionando una crisis histórica, como para supeditar el resultado electoral de 2012 a las primarias de Madrid?

La inconsistencia ideológica de un argumento basado en unas encuestas, que pueden verse desmentidas por las que hoy se hicieran, no franqueaba otra línea roja que el minusvalorar un trabajo colectivo frente a la hipótesis del milagro basado en el cambio de cara. Un grave error conceptual y de principios, en todo caso. Pero el nuevo paquete argumental traspasa las fronteras de lo tolerable. Lanzar la sombra de la derecha sobre un programa y un trabajo colectivo, con resoluciones aprobadas por unanimidad en los órganos del partido, no supone otra cosa que frivolidad o haber estado ajeno a los debates, ausentes del trabajo efectuado durante tres años. Esta reflexión conduce a otra que se plantean ya muchos ciudadanos y ciudadanas de Madrid: qué distinto y mejor hubiera sido que todo el enorme interés despertado por la candidatura a la presidencia de Madrid se hubiera exteriorizado en este periodo en el que tan difícil resultaba visualizar el trabajo de oposición, constante, al Gobierno de Aguirre.

Bienvenidas sean, pues, las primarias, el menor de los problemas para el Gobierno al que todos los socialistas tenemos el deber de respaldar. Y si se empeñan en presentarlo como un problema, el 3 de octubre quedará meridianamente claro que es un activo para valorar a la fuerza política que apostó por la democracia interna. Ese fue el acuerdo alcanzado en La Moncloa, en un acto de responsabilidad conjunta. Dejemos a Zapatero en paz y no usemos su nombre en vano.

Eduardo Sotillos es secretario de Comunicación del PSM

03 Septiembre 2010

Gómez / Jiménez

Juan José Millás

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No comprender el mundo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Las ventajas son todas de orden moral; los inconvenientes, sin excepción, de carácter práctico. Quiere decirse que pesan más los segundos que las primeras. Como simples espectadores, nos da la impresión de que Tomás Gómez pertenece a la categoría de quienes no entienden nada, y Trinidad Jiménez, a la de los que lo entienden todo. Al primero lo acabamos de conocer y a la segunda solo la hemos observado hasta ahora con el rabillo del ojo. Gómez, que viene de Parla, es decir, del pueblo, se ha manifestado desde que llegara a la capital con una ingenuidad conmovedora. Jiménez, en cambio, ha nadado con excelente retórica vacía en todas las aguas, incluidas las de la gripe A. Nadie ha logrado aún obtener de ella unas declaraciones inteligibles acerca de la actitud extraordinariamente turbia de la OMS en todo ese asunto.

El ingenuo de Gómez ha propuesto a Jiménez un debate público que la candidata ha rechazado aduciendo que su adversaria es Esperanza Aguirre. El argumento es a todas luces una falacia. Lo sabe cualquiera, comprenda o no comprenda el mundo, proceda del pueblo o de la capital. Pero los que comprenden el mundo son capaces de proferir disparates que insultan a la inteligencia sin descomponer el rostro. Los que no lo comprenden se quedan de piedra, como el pobre Gómez. El mundo vienen dirigiéndolo, desde tiempos inmemoriales, los que lo entienden, de ahí que nos vaya como nos va (mal). José Luis Rodríguez Zapatero, cuando llegó a La Moncloa, no entendía nada, por eso hizo cosas tan interesantes en materia de igualdad y de derechos civiles. Pero en algún momento entendió todo (o se lo hicieron entender a palos) y se retractó. El primer paso para entender el mundo es advertir que los banqueros también lloran. A partir de ahí viene todo rodado.

04 Septiembre 2010

Trini puede

Carlos Carnero

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¿Por qué, teniendo la candidata que podía derrotar a Esperanza Aguirre, no la presentasteis? ¿Por qué la ciudadanía madrileña va a tener que pagar vuestro error con cuatro años más de políticas neoliberales? ¿Por qué, con la equivocación cometida, habéis fortalecido

incluso las posibilidades de que el PP gane al PSOE en las próximas generales?

Son preguntas que cualquier ciudadano progresista de Madrid podrá hacernos en 2011 si los socialistas no acertamos en las primarias del 3 de octubre, porque en democracia los partidos tienen que rendir cuentas de sus aciertos y de sus fallos.

Y el fallo de no situar a Trinidad Jiménez como candidata a las autonómicas sería imperdonable. Pues si tras lustros de oposición, cuando los datos objetivos y la opinión pública señalan que con ella se tienen posibilidades reales de arrebatar a la derecha el Gobierno de Madrid, los socialistas pasamos del deseo del pueblo progresista y nos lanzamos a perder, habremos asumido una grave responsabilidad.

Pero si Trinidad Jiménez es elegida candidata socialista, Esperanza Aguirre habrá recibido la peor noticia de su vida política. Nada comparable a sus problemas internos, las escuchas o la Gürtel. Nada tan nefasto como enfrentarse a otra mujer que puede ganarle.

Claro que Trinidad representa aire fresco, cercanía, renovación, empuje, ilusión, capacidad de concitar voluntades desde el centro progresista hasta la izquierda. Pero también otras dos cosas, mucho más importantes.

Una: la voluntad de que Madrid deje de ser un coto cerrado a las políticas de igualdad y cohesión, eje del proyecto socialista para España, consiguiendo que no siga gobernada con un programa tan de derechas que ni el «conservadurismo compasivo» británico sería compatible con sus postulados.

Dos: su capacidad de gestión, fundamento de su credibilidad ciudadana. Sí, porque la Trinidad que se marca una sevillana es la misma que como ministra de Sanidad ha llevado a cabo un espectacular programa de políticas sociales durante la Presidencia Española de la Unión Europea que tiene como buque insignia una Directiva de Trasplantes que salvará muchas vidas, ha aplicado con éxito el principio de precaución contra la gripe A o ha sacado adelante la nueva legislación del aborto; la misma que como secretaria de Estado para Iberoamérica protegió con garra e inteligencia los intereses españoles en aquella región, incluidos los de nuestras empresas; y la misma que como portavoz en el Ayuntamiento consiguió que Ruiz-Gallardón no pudiera olvidarse de la legislación que protege el medio ambiente.

Que Trini puede está claro. Y por eso nosotros, los socialistas madrileños, no podemos equivocarnos.

Carlos Carnero, militante del PSM-PSOE, es embajador en Misión Especial para Proyectos en el Marco de la Integración Europea.

12 Septiembre 2010

Los madrileños prefieren a Jiménez

Fernando Garea

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La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, tendría mejor resultado en las elecciones de la Comunidad de Madrid que Tomás Gómez, es mejor valorada por los votantes socialistas y tiene mayor capacidad de movilización que su oponente en las primarias del PSOE. Pero todo el esfuerzo de los socialistas madrileños puede resultar baldío porque, según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, Esperanza Aguirre (PP), presidenta de la comunidad, mantendrá su mayoría absoluta, aunque por un margen más estrecho que en 2007 y con una valoración que muestra un desgaste notable.

La encuesta, obviamente, no sirve para aventurar quién ganará las primarias del PSM el próximo día 3 de octubre, porque serán solo los militantes de ese partido los que decidan, pero sí sirve para deducir quién sería mejor candidato frente a la líder madrileña del PP.

De hecho, la mejor posición en las encuestas de la ministra de Sanidad fue el argumento utilizado por el aparato del PSOE, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero , para pedir a Tomás Gómez el pasado 7 de agosto que diera un paso atrás y dejara el camino libre a Jiménez . La baza que Gómez explota en campaña es la de apelar al orgullo de los militantes frente a la imposición del aparato del PSOE y beneficiarse del empuje que le están dando las primarias, que hace que sus resultados hayan mejorado notablemente con respecto a la encuesta realizada por Metroscopia el pasado mes de mayo . Desde entonces hasta ahora su nota ha subido de 3,9 a 4,7, dato que coincide con los sondeos diarios que hace su equipo de campaña, con picos notables que coinciden, por ejemplo, con su aparición en La noria de Telecinco. Su nota es idéntica a la de Aguirre, que está en disposición de revalidar su mayoría absoluta.

En todo caso, el 47% de los encuestados prefiere a Jiménez como candidata, frente al 30% que se inclina por Gómez. Y significativamente el porcentaje de votantes del PSOE que prefieren a la ministra triplica a los que prefieren a Gómez. La nota de la precandidata es de 5 y la de Gómez un 4,7.

Con Jiménez, el PSOE llegaría al 38,7% de los votos, lo que supone 5,2 puntos más que el resultado de 2007 de Rafael Simancas. Con Gómez, la estimación de voto del PSOE se queda en un 32,2%, por debajo del resultado de hace cuatro años.

A Esperanza Aguirre, tener como oponente a Gómez le supondría más de tres puntos en estimación de voto. Aunque, en el peor de los casos su ventaja sigue estando en casi diez puntos.

Trinidad Jiménez tiene la ventaja sobre Gómez de haber hecho ya una campaña electoral en Madrid, cuando fue candidata al Ayuntamiento frente a Alberto Ruiz-Gallardón (PP) en 2003.

Según el sondeo, las primarias tendrían un efecto colateral importante sobre Unión, Progreso y Democracia (UPyD), el partido de Rosa Díez . Con Jiménez como candidata, UPyD no superaría el 5% que exige la ley electoral para tener representación en la Asamblea, mientras que con Tomás Gómez sí lo haría y podría llegar a tener hasta seis escaños. La explicación estaría en que la presencia de Jiménez polariza el voto y arranca electores para el PP y el PSOE, procedentes de UPyD. Las encuestas del PSOE y del PP coinciden en que UPyD no logrará superar esa barrera y, en todo caso, ese efecto del 5% hace que este partido esté, entre no tener representación, o tener hasta seis diputados.

El porcentaje de Izquierda Unida no cambia según quién sea el candidato del PSOE.

Las primarias se traducen en los medios como muestra de enfrentamiento interno, pero los encuestados las valoran, porque las consideran un ejercicio de democracia interna. Además, al PSOE en Madrid le sirven para sacar a los votantes del letargo y movilizarles, hasta elevar notablemente la fidelidad de voto de los socialistas. Hace cuatro meses, la encuesta de Metroscopia mostraba una fidelidad de voto del PSOE 23 puntos inferior al 82% de ahora. Y a nivel nacional, según el último sondeo, esa fidelidad del electorado socialista apenas estaba en el 50%.

La fidelidad es mayor si se pregunta con la ministra como candidata que si se hace con Gómez o sin aportar otro nombre. Incluso, la capacidad de movilización de Jiménez hace que la fidelidad de los votantes del PSOE sea idéntica a la que tiene Aguirre entre los electores del PP.

La presidenta de Madrid mantiene esa misma fidelidad a pesar de que hasta el 50% considera que la comunidad está mal o muy mal gobernada. Pero tampoco la gestión de Gómez como líder de la oposición es aprobada por los encuestados.

13 Septiembre 2010

Sorpresas en Madrid

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Las primarias dan un giro interesante: ayudan a los dos candidatos socialistas y perjudican al PP

La batalla en el seno del PSOE por la candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid ha producido ya algunos datos sorprendentes. Las primarias son un fenómeno relativamente nuevo en Europa, que están poniendo a prueba a sus dirigentes con resultados inciertos, pero enriquecedores para la democracia. Por ello, tienen razón quienes ahora dentro del PSOE defienden las elecciones internas para elegir al candidato que le ha de disputar el trono a Esperanza Aguirre.

La realidad es que Rodríguez Zapatero intentó evitar las primarias convenciendo a Tomás Gómez de que abandonara la carrera en favor de su nueva apuesta, Trinidad Jiménez; y ahora se contradice cantando las excelencias del proceso democrático haciendo de la necesidad virtud. Los ciudadanos, como muestran las encuestas, siempre han estado a favor de las primarias, en todos los partidos, porque creen que es una buena manera de fortalecer la democracia interna. Los partidos las aborrecen como la peste.

A este lado del Atlántico, las primarias solo se celebran para resolver disputas generadas por las luchas internas, para resolver crisis como la provocada por Gómez con una rebelión que el partido está digiriendo con dificultades. Que es así lo demuestra la decisión de devolver precipitadamente el derecho al voto a unos 600 militantes de Móstoles castigados por Gómez en su momento (y que podrían inclinar la balanza en favor de Jiménez) o la negativa del comité federal a que ambos aspirantes se enfrenten en televisión, con un argumento tan sonrojante como que defienden el mismo programa. Quizá un cara a cara sea ofrecer en bandeja la imagen de la división, pero aportaría argumentos a los militantes y a los ciudadanos para optar por uno de ellos.

El intento del PP de descalificar el proceso es sintomático. El partido opositor tiene razones para la preocupación. Con Gómez de candidato, Aguirre solo podía contar con una nueva e inapelable victoria. Hoy, los dos contendientes socialistas son bien conocidos entre el electorado. El menos notorio, Gómez, no solo cuenta con un perfil personal reforzado por su osadía, sino que ha logrado en tres semanas el grado de conocimiento público que no alcanzó en los tres años anteriores. Y desde que se anunciaron las primarias, el electorado socialista parece estar superando el apático distanciamiento ocasionado por la mala gestión económica de Zapatero.

El desenlace está abierto. Son síntomas negativos las maniobras del comité federal del PSOE y la falta de debate de fondo entre los dos bandos enfrentados. Pero los socialistas están a tiempo de reconducir la situación y aunar fuerzas en Madrid en torno al ganador para intentar privar de su sueño a Aguirre. Una tarea, la de descabalgar a la presidenta de Madrid, que promete ser ardua para el PSOE, según muestra el sondeo publicado ayer por este periódico, pero que, al menos con los datos que cosecha Trinidad Jiménez, no resulta ya impensable.

15 Septiembre 2010

¡Qué cometa más divertida!

José María Izquierdo

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Un joven ejecutivo de una firma de grandes almacenes ha conseguido unos magníficos resultados en la sucursal de su empresa, pongamos un ejemplo cualquiera, en Parla, Madrid. El gran jefe de la firma llama a su ejecutivo y le dice: «Veamos: como has obtenido esos buenos resultados, te voy a nombrar director de la gran sucursal del mejor barrio de Madrid. Tenemos una competidora muy, muy fuerte en aquella zona y tenemos que superarla». Pasa que a los tres años las ventas no solo no han mejorado, sino que la competidora ha engordado en ventas y beneficios, y cada día aparece más rolliza y lustrosa, y la diferencia con la tienda que rige el otrora titán de Parla es aún mayor.

El mismo gran jefe, ahora, por cierto, agobiado por otras cuestiones mucho más importantes, vuelve a llamar al ejecutivo. «Ya sé que te has esforzado mucho y que tienes el apoyo de tu equipo directivo y el cariño de tus empleados, pero necesitamos mejoras reales. Te propongo que sigas dirigiendo la tienda, pero vamos a poner a una persona para que atraiga clientes, que a ti se te han resistido, porque a la empresa que te paga le urge acabar con esta situación tan perjudicial para el conjunto de la firma». Y el joven ejecutivo responde: «No, a mí no me mueve nadie de aquí. Ganar no ganaré, como se ve, pero tengo contentísimos a los jefes de planta».

Si en algún momento se diera este hipotético ejemplo en la dura realidad, ¿valorarían ustedes favorablemente la valentía y la guapeza del joven? ¿O pensarían, más bien, que es un tozudo empleado, algo confundido respecto a su papel en esa empresa e incluso de los fines de esa corporación?

Escribía en estas páginas el siempre ecuánime Gregorio Peces-Barba, el día 8 de este mismo mes -Aznar, profeta de catástrofes-, que «Tomás Gómez es un buen socialista que conoce bien nuestro talante y nuestras tradiciones». Nadie lo duda, pero no parece gran mérito ni un especial señalamiento, por cuanto algo similar se le supone al común de los militantes y, desde luego, es de esperar que tal definición también cobije a Trinidad Jiménez. Pero decía otra cosa el admirado profesor: «Es un exceso y un desvarío acusar a Tomás Gómez de ser el candidato de la derecha». Bueno, diremos entonces que es el candidato al que jalean, piropean e incluso vitorean los medios de comunicación de la derecha o de la extrema derecha, fineza en ocasiones difícil de distinguir, con el ánimo infantil de pegar las patadas a Zapatero en cierta área de la anatomía de la ministra de Sanidad.

Seguramente muchos de los veteranos dirigentes socialistas o comentaristas de izquierdas que ahora han descubierto en Gómez poco menos que a una luminaria teórica del socialismo del siglo XXI, no podrían creer hasta dónde coinciden con la prensa más reaccionaria, para quien el secretario delPSM es poco menos que un héroe de nuestra época, un David contra el Goliat obsceno en su omnipotencia.

Hay una izquierda, siempre la ha habido, que parece necesitar el aplauso y el halago de la prensa de la derecha. Se muestran felices como rollizos bebés cuando esos articulistas les ríen las gracias y les señalan así: «Sois los mejores, vosotros sí sois rojos de verdad y no esos otros, qué grande vuestra coherencia, qué sana vuestra rebeldía, qué bien suena La Internacional cuando la cantáis vosotros». Deslumbrados por tanto apretón de manos y tanta lisonja, no entienden cuál es el juego de los truhanes. Pasa en Madrid y pasa en Valencia: Antoni Asunción no ha dudado en fichar como contertulio para participar en la radio más exaltada con el más exaltado de los locutores, a cambio de un piropo a su «integridad» o cualidad similar.

De vuelta a Madrid, ¿alguien duda de que esos comentaristas, esos tertulianos de las furibundas tedetés, van a dar hasta el último aliento de sus vidas para que Esperanza Aguirre repita victoria? ¿Acaso no ven que quienes despreciaron hasta ayer mismo a Gómez, ahora están haciendo todo lo posible para que gane, precisamente, para al día siguiente del improbable triunfo ante Jiménez, poder despedazarle en la plaza pública? ¿Dónde va esta criatura, dirán y escribirán, frente a la lideresa mundial del requiebro y el chotis, faro intelectual de nuestros días y dadivosa ejecutora de licencias y subvenciones?

¿Exageración? Vean lo que escribía el domingo, paladinamente, el más conspicuo de los representantes de esa prensa reaccionaria y desvergonzada a la que tanto le gusta dar lecciones de ética y moralidad: «Al final, este Tomás El Forzudo, que parece encantado de haberse conocido porque le invitan a programas de telebasura, seguirá siendo el mismo Gómez atolondrado y metepatas que fue capaz de boicotear un homenaje a las víctimas del terrorismo porque el Parlamento regional había dado carpetazo al falso affaire de la gestapillo esperancista. Pero, oye, que le quiten lo bailado en esta fase en la que quienes más simpatizamos con muchos de los valores de Aguirre, siempre cederemos a la tentación de darle hilo a una cometa divertida que todos sabemos que no llegará a ninguna parte».

¿Merecería la pena que él mismo, y su equipo de asesores, veteranos y primerizos, reflexionaran un poquito, solo un poquito, sobre este párrafo?

¿Y qué méritos tiene entonces Trinidad Jiménez?, podrían preguntar ustedes. Ni soy su jefe de campaña ni pretendo opositar a ser su hagiógrafo de cabecera. Esos méritos parece que tienen que ver con los resultados de las encuestas, de todas las encuestas, pero también de la opinión de mis familiares, vecinos de la escalera y contertulios del café, que demuestran que Trinidad Jiménez está en clarísima mejor posición que Tomás Gómez para intentar asaltar la presidencia de Madrid, actualmente en las muy seguras manos de Esperanza Aguirre.

Porque de eso, precisamente de eso, es de lo que estamos hablando. Y si les ha parecido en exceso frívola la comparación del comienzo con las ventas de los grandes almacenes, otro día, si quieren, comparamos la ingente y sólida obra teórica de renovación del socialismo que acreditan ambos candidatos, tan reconocida entre los exégetas de las ciencias sociales.

16 Septiembre 2010

La forja de un líder

Joaquín Leguina

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Si el Rey Felipe II -con bien ganada fama de autoritario- hubiera nombrado a un nuevo responsable militar cuando las armas españolas pasaban en Flandes por un mal trance, y poco tiempo después,cuando nuestras tropas comenzaban a recomponer allí su moral de victoria, el Rey hubiera cambiado de criterio, de caballo y de jefe militar en Flandes y lo hubiera hecho solo a impulsos de una sibila que se hiciera llamar Doña Encuesta, jamás hubiera pasado a la historia con el apelativo de Rey Prudente, sino como Felipe El Caprichoso.

Salvadas las distancias del espacio y del tiempo, algo parecido le está ocurriendo a Zapatero en Madrid. Primero promociona a Tomás Gómez (el alcalde más votado de España) y luego quiere sustituirlo por Trinidad Jiménez. La decisión, según se nos dice, se basó en una encuesta casera (por cierto, ¿cuántos posibles líderes se pasaron a examen en esa encuesta?, ¿solo Trinidad Jiménez?), pues la verdad, el argumento es tan débil que no merece la pena discutirlo.

Pues bien, de ahí, de los resultados de esa encuesta es de donde nace (eso se nos asegura) la decisión de Zapatero a favor de Trinidad Jiménez y también es ahí, en esa encuesta, donde se han fundido las medallas que Trinidad se va poniendo sobre sus solapas: «En el PSOE yo soy la mejor para ganar a la señora Aguirre», eso afirma. Una encuesta posterior de Metroscopia para EL PAÍS (12 de septiembre), aunque se pretenda lo contrario, no corrobora sino que contradice tan notable optimismo. En efecto, según esta encuesta, Aguirre seguiría obteniendo la mayoría absoluta contra Trinidad. Es más, Jiménez no le arrancaría a Esperanza un solo voto directo más que Tomás Gómez.

En realidad, Trinidad Jiménez ofrece a los militantes del PSOE las mismas promesas que ya exhibió en 2003 cuando fue cooptada por Zapatero para ser candidata del PSOE a la alcaldía de Madrid en unas elecciones que perdió claramente. Y las perdió -conviene recordarlo- pese a que el PP pasaba entonces por muy bajos niveles de aprecio entre los madrileños a causa del apoyo que dicho partido estaba prestando en aquellos días a Bush, «el mentiroso», en la guerra de Irak. Y las cosas no están ahora mejor que entonces para el PSOE, están mucho peor, con un rechazo y una desconfianza hacia el presidente del Gobierno que, según encuestas del CIS, alcanzan niveles decepcionantes (más del 70% prefiere otro candidato para el PSOE en las próximas generales y más del 75% tiene poco o nula confianza en él). Además, todos los miembros del Gobierno suspenden. Ninguno -y tampoco la ministra de Sanidad- llega al 4 sobre 10 como calificación.Sean cuales sean los impulsos que han llevado al secretario general a tomar de nuevo esta opción, la de Trinidad Jiménez, y al igual que en anteriores sueltas de paracaidistas sobre Madrid (¿quién no recuerda el fiasco electoral de Miguel Sebastián?), la apuesta también esta vez desprende un aroma sacado del jardín construido en Madrid por la Duquesa de Osuna y conocido como El Capricho. Por eso Tomás Gómez, con buenas y muchas razones, no ha aceptado la «sugerencia».

Pero lo más sorprendente de este caso no ha sido la obcecación o el error de un líder, sino el obsceno bombardeo al que ha sido sometido Tomás Gómez por parte de algunos muy directos colaboradores de Zapatero.

Pienso yo -como probablemente piense la inmensa mayoría de los socialistas- que cuando el jefe está a punto de caer en un error, la lealtad de sus parciales se demuestra advirtiéndole de ello…, pero en el presente caso, los más próximos han hecho todo lo contrario: le han inducido a cometerlo y el resto o se ha callado o ha interpretado la lealtad desde un nivel moralmente muy bajo, aunque, eso sí, muy cómodo. Se han acogido a la vieja sentencia castellana según la cual «De bien nacidos es ser agradecidos», confundiendo la lealtad con la obsecuencia. Incluso han convertido a quien hasta ayer era un «querido compañero», objeto de abrazos y de carantoñas, en un adversario al que se han dedicado a denigrar.

Se ha dicho -y se ha dicho desde «arriba»-, que Tomás Gómez es el candidato de la derecha. Que tal cosa se arroje a la cara de un hombre que es hijo de emigrantes y que tuvo que vender cebollas para pagarse la carrera universitaria (que, por cierto, culminó con una brillantez que otros debieran envidiar), es algo más que una infamia.

Pero no debemos engañarnos. Detrás de estas «primarias» madrileñas o bien hay una operación interna, mediante la cual los padres de la idea de jubilar a Tomás Gómez lo que pretenden es quedarse con la finca, o estamos ante algo más trascendente y duradero que afecta al partido en Madrid y a la política en general. Daré mi opinión a este respecto: los males que sufre el PSOE de Madrid no provienen ni solo ni principalmente de la pérdida continuada de elecciones ni de la reducción de los votos y las alcaldías. Esos hechos colaboran con el mal, como también colabora con él un cierto «apalancamiento» personal o de grupito que se observa en muchas agrupaciones socialistas, pero la causa primera de los males del PSM radica en la escasez, detectable hace tiempo, de trabajo y de ideas. Un tándem imprescindible para «hacer partido». Eso es lo relevante y no lo es la presencia mediática de quienes -dados sus cargos- tienen acceso al candelero (ese «candelero» en el cual se le reprochó a Tomás Gómez no estar. ¡Que lo hubiera nombrado ministro de Fomento y lo conocería todo el mundo!).

Si los socialistas queremos ganar alguna vez las elecciones (las del año que viene o las siguientes), es preciso escoger entre el trabajo duro y las ideas, por un lado, y el «milagro» mediático de última hora obtenido a base de fotos y eslóganes, por el otro.

Los líderes mediáticos nos invaden, es cierto, pero sus eslóganes e imágenes no sintetizan la realidad, sino que la simplifican y, como ya escribió Valéry, «lo que es simple siempre es falso». No se trata aquí de negar la utilidad que pueda tener como instrumento la publicidad, tan solo debe recordarse que es eso: un instrumento al servicio de la política. Pero la política no puede navegar sin rumbo propio, sometida a los vientos cambiantes de una opinión efímera y trivial ni reducir su discurso a eslóganes «ilusionantes» o a imágenes.

Ahí radica la diferencia entre la pirotecnia y la artillería, entre el curandero y el médico, entre el charlatán y el orador… entre un político mediático y otro de verdad. Y Tomás Gómez (de quien ya no podrán decir sus adversarios que no lo conoce nadie) pertenece al segundo grupo. Tiene madera de líder. Un líder que puede desarrollarse en muy poco tiempo, entre otras cosas porque ya está rodado en la mejor escuela: la alcaldía de una ciudad como Parla, cuya gestión ha sido brillante -los parleños lo han ratificado por tres veces con sus votos- y desde luego bastante más compleja y difícil que la que exige un Ministerio que apenas tiene competencias ejecutivas.

Joaquín Leguina es economista.

04 Octubre 2010

Y ganó Tomás Gómez

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El desenlace definitivo se jugará en las elecciones autonómicas; pero Zapatero queda muy tocado

La victoria de Tomás Gómez en las primarias de los socialistas de Madrid supone un enorme tropiezo del presidente Zapatero, que primero fracasó en su intento de convencer al líder del PSM, Tomás Gómez, de que dejara paso a Trinidad Jiménez como candidata, y luego calculó mal los efectos de un apoyo tan directo a una candidatura alternativa a la del secretario general madrileño en las elecciones internas. Pero será una derrota provisional, hasta las elecciones autonómicas de mayo, en la medida que su apuesta lo era por una candidatura capaz de derrotar a Esperanza Aguirre. Si Gómez no gana el 22 de mayo, tanto Ferraz como La Moncloa podrán alegar que con Jiménez el desenlace habría sido diferente, como advirtieron en su momento.

Pero de momento es una derrota que afecta al liderazgo de Zapatero e interpela también a aquellos en la cúpula socialista que públicamente más apostaron por la ministra de Sanidad. Ganó «el candidato que dijo no a Zapatero». Esa definición, ideada por Alfredo Pérez Rubalcaba con ánimo descalificatorio, ha ido cambiando de significado a medida que avanzaba la campaña de las primarias, en paralelo a un deterioro del Gobierno y su presidente que ayer mismo reflejaba la encuesta de EL PAÍS. Lo más significativo de ella es que solo el 62% de los anteriores votantes del PSOE dicen desear que ese partido gane las elecciones de 2012. Otro dato significativo es que si bien Jiménez sigue siendo uno de los miembros del Gobierno mejor considerados, la valoración de su gestión ha retrocedido 11 puntos en las semanas transcurridas desde que oficializó su candidatura para las primarias. El deterioro de la imagen de Zapatero estaría arrastrando a todo el partido; y si es cierto que solo es una encuesta, los resultados de otra fueron el argumento para invitar a Gómez a hacerse a un lado.

El resultado de ayer confirma lo adelantado por el recuento de avales del pasado fin de semana, que ya favorecía a Gómez por escaso margen (52% frente a 48%). Pero si esa coincidencia confirma cuál es la opinión mayoritaria entre los militantes, eso no significa que sea un reflejo de la dominante en el electorado socialista. Las personas convocadas ayer a votar eran 18.000, y el PSOE obtuvo en las anteriores autonómicas 1,2 millones de votos. Es posible que los electores favorables al PSOE hubieran preferido a Jiménez, cuya buena imagen deriva sobre todo de su disposición al consenso con la oposición. Mientras que Gómez cultivó la imagen contraria.

En todo caso quedan ocho meses para las autonómicas, y pueden pasar muchas cosas. Si Gómez es capaz de compaginar su imagen de candidato que resistió a Zapatero con la de político moderado podría acabar siendo un aspirante verosímil. Con Jiménez se sabía que podía ganar por poco o perder también por poco, mientras que con Gómez puede pasar cualquier cosa. Incluso que aglutine ese descontento múltiple y transversal que recogen las encuestas y le gane a Aguirre.

04 Octubre 2010

Convulsión en el PSOE, Zapatero muy debilitado

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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LA VICTORIA de Tomás Gómez sobre Trinidad Jiménez en las primarias del PSM -51,7% de los votos contra el 48%- supone toda una convulsión interna en el PSOE -ha perdido el aparato federal- y, como decíamos ayer, debilita -ya veremos si de forma definitiva- el liderazgo de Zapatero. Puesto que más adelante analizaremos las consecuencias negativas que estas primarias tendrán para el líder socialista, es de justicia empezar reconociendo que los militantes del PSM han tenido la oportunidad de elegir a su candidato sólo porque el secretario general del PSOE abrió este proceso. Que el mecanismo de las primarias se le haya ido de las manos hasta acabar en derrota no le resta mérito a Zapatero, sino todo lo contrario desde el punto de vista del funcionamiento democrático que la Constitución atribuye a los partidos.

Los piropos acaban aquí. Por muy vistosa que sea la soga que Zapatero se ha echado al cuello, sólo le servirá para ahorcarse. El resultado de las primarias madrileñas es doblemente amargo para el secretario general del PSOE. Por varios motivos. Primero, porque le ha ganado un aspirante por el mismo procedimiento que a él le legitimó como líder: el voto de las bases del partido. Segundo, porque la derrotada, Trinidad Jiménez, ha sido una persona a la que él indujo a ir al matadero de la elección interna. Y tercero, porque quien ha ganado es un dirigente desconocido hasta hace dos meses que saltó a la fama como «el hombre que dijo no a Zapatero». Seguramente el ministro Rubalcaba se arrepentirá toda su vida de haberle definido de esta manera -en su campaña para derrotarle- porque ahora la consecuencia es evidente: los militantes del PSM han dicho no a Zapatero, aunque sea por persona interpuesta.

La propia intervención del vencedor en la noche de ayer, en la que no hizo ni una sola referencia a Zapatero, es significativa de las heridas que las primarias han abierto en el PSOE. Hay que citar en este punto la situación nada airosa en la que quedan Blanco y Rubalcaba. El ministro de Fomento -empecinado en el acoso contra Gómez- es el autor intelectual de la operación Trini que desembocó en primarias y Rubalcaba ha sido el más aguerrido militante del equipo de campaña de la ministra de Sanidad, amenazas contra su adversario incluidas. Sin olvidar el papelón de Manuel Chaves, el emisario enviado a pedirle a Gómez su retirada. Hay que reconocerle a Trinidad Jiménez su elegancia al asumir la derrota. «Tomás Gómez es mi candidato», dijo recordando a Hillary Clinton cuando perdió frente a Obama.

Más allá de las repercusiones internas, que pueden dar al traste con el liderazgo de Zapatero -tal vez se conviertan en un elemento de reflexión importante para que renuncie a su candidatura para 2012-, Tomás Gómez ha ganado una batalla, pero está lejos de ganar la guerra. Su reto es hercúleo, ya que está obligado a desbancar a Esperanza Aguirre de la Presidencia de Madrid si quiere ser un líder de peso y no flor de un día. En este sentido, Gómez quizá sea peor candidato que Jiménez para las expectativas electorales del PSOE, ya que está obligado a conseguir el voto de cientos de miles de madrileños que no están tan ideologizados como los militantes del PSM. Algunos de los apoyos que ha conseguido en la campaña -Barrionuevo, Rodríguez Ibarra y demás representantes de lo peor del PSOE- no presagian nada bueno. Bien es verdad que el ya candidato ha logrado también el respaldo de personas cercanas al Zapatero de 2004. En todo caso, por brillante que sea su triunfo en unas primarias cargadas de tensión y por parafrasear a uno de sus grandes valedores, Gregorio Peces-Barba, la verdadera cita con la Historia del «rebelde» Gómez será en el mes de mayo.

04 Octubre 2010

Los trileros, abatidos

Carlos Dávila

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Era lo que le faltaba a Zapatero. Con Rubalcaba y Blanco como arietes y trileros de una operación bochornosa, el secretario general del PSOE, todavía presidente de España, urdió una maniobra letal destinada a triturar al pobre Tomás Gómez. Pero Madrid se le ha rebelado y ya queda demostrado que tampoco en su partido mantiene autoridad alguna. La derrota, por estrecha que sea, es fulminante; es el campeón que se presenta contra un aspirante maltratado y éste le gana por puntos, pero le gana. Ahora distraerán la perdiz con mil argucias propagandísticas. Nada, han perdido, pero eso sí, han hecho de un alcalde pueblerino un líder aceptable. Eso se lo atribuirán, no quepa duda. Puesto a disimular, el trío zetapero es capaz de vestirse de clarisa.