7 noviembre 1917
Por primera vez en la historia el socialismo toma el poder en un país
Revolución de Octubre en Rusia: los comunistas de Lenin echan a Kerenski y establecen una dictadura de partido único

Hechos
El 7.11.1917 se estableció en Rusia como forma de Gobierno un Consejo de Comisarios de Pueblo presidido por Vladimir Ilich Ulianov ‘Lenin’
Lecturas
Desde la revolución de marzo de 1917 el poder en Rusia había quedado en manos del Gobierno Provisional de Kerenski, que había aceptado que Rusia siguiera en la Primera Guerra Mundial pese al descontento de la publicación ante ello.
La noche entre el 6 y el 7 de noviembre de 1917 los comunistas rusos asaltaron el Palacio de Invierno derrocando al Gobierno Provisional de Kerenski, que estaba en el poder desde la abdicación del zar Nicolás II. A su vez Lenin y Trostky consiguieron que, empezando por Petrogrado, los soviets (consejos) de trabajadores estén formados únicamente por comunistas, dejando fuera a los socialrevolucionarios de derechas, liberales y mencheviques.
LENIN: «Ahora es cuando empieza la verdadera revolución; que será secundada en todas partes. A todos los consejos de delegados obreros de provincias: el poder pertenece a los soviets»
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PROTAGONISTAS DE LA REVOLUCIÓN
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Pocas semanas después de la revolución de febrero, el 16 de abril de 1917, Vladimir I. Lenin regresó de su exilio de varios años en Europa occidental y empezó a planear la toma del poder por los bolcheviques. Pero a diferencia de la revolución de 1905 y la de febrero de 1917, que estuvieron precedidas por huelgas, manifestaciones multitudinarias y disturbios durante varios días, en la Gran Revolución Socialista de Octubre, que transcurrió en Petrogrado entre el 6 y el 8 de noviembre de 1917 (del 24 al 26 de octubre según el calendario juliano) apenas si hubo participación de las masas.
La mayoría de los ciudadanos ni siquiera se percató del cambio: los tranvías circulaban como de costumbre, y en las fábricas y empresas se trabajó con total normalidad. La primera revolución socialista recordaba más a un pronunciamiento militar planeado por un Estado Mayor.
La decisión definitiva de llevar a cabo la revolución se tomó el 23 de octubre durante una sesión del comité central de los bolcheviques. Seis días más tarde se constituyó en el soviet municipal de Petrogrado, donde los bolcheviques contaban con la mayoría, un comité militar revolucionario presidido por León Trotsky, que asumió la dirección del levantamiento armado. En los días siguientes el comité consiguió paulatinamente el mando de la guarnición de Petrogrado, integrada por 150.000 hombres. El 4 de noviembre, el comité militar revolucionario decretó que todas las unidades de la guarnición tendrían que obedecer sus órdenes y que ‘cualquier otra disposición se consideraría contrarrevolucionaria’. De ese modo el gobierno, dominado por la burguesía, perdió el mando de las tropas acantonadas en Petrogrado.
En la mañana del 6 de noviembre Trotski asumió también el control sobre la fortaleza de Pedro y Pablo, en el centro de la ciudad. Durante la noche siguiente, las tropas revolucionarias ocuparon varios puntos de importancia estratégica. El 7 de noviembre, el comité militar revolucionario anunció a los ciudadanos en un comunicado redactado por Lenin que el poder se hallaba en manos de los soviets.
Sin embargo, el gobierno ruso aún seguía activo en el palacio de Invierno y el primer ministro Alexander F. Kerenski se reunió con varios jefes militares llegados del frente para pedirles ayuda. Por la noche se instalaron cañones ante la sede del gobierno. Tras un ultimátum en que se exigía la rendición, a las 21.45 un disparo del crucero Aurora dio la señal para el famoso asalto al palacio.
Setenta minutos después se inauguraba el II Congreso de los Sóviets de toda Rusia. Ante el golpe de Estado bolchevique, la mayoría de los delegados que no lo eran abandonaron la sala entre gritos de protesta. Los representantes que se quedaron eligieron al día siguiente el Consejo de los Comisarios del Pueblo, un nuevo gobierno formado exclusivamente por bolcheviques y social revolucionarios de izquierda. La primera revolución socialista había triunfado, pero fue seguida de una guerra civil iniciada en 1918 y que se prolongó hasta 1921, fecha en que el dominio bolchevique ya estaba consolidado.
Consecuencias de la revolución de octubre:
- Asesinato del Zar Nicolás II y toda su familia.
- Retirada de Rusia de la primera guerra mundial.
- Lenin aplasta a los que rebelan contra su Gobierno en Kronstand.
- Lenin funda la Internacional Comunista
- Lenin gana Guerra Civil en Rusia.
- Lenin funda con Stalin la Unión Soviética.
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El Análisis
La Revolución de febrero de 1917 (marzo en nuestro calendario), que ha derribado al zar Nicolás II y puesto fin a tres siglos de dominio de la dinastía Romanov, podría haber sido el punto de partida de una nueva Rusia. La abdicación del zar y la formación de un Gobierno Provisional encabezado por figuras liberales y socialistas moderados parecían abrir al fin las puertas a una Rusia constitucional, parlamentaria, moderna. Era, en apariencia, el sueño de tantos años hecho realidad: la posibilidad de una Rusia libre, con prensa, con elecciones, con partidos.
Pero la alegría fue tan intensa como efímera. El nuevo Gobierno, al carecer de una dirección firme y dividida entre su deseo de satisfacer al pueblo y su voluntad de agradar a los aliados occidentales, cometió su error más trágico: continuar la participación rusa en la carnicería de la Gran Guerra. El pueblo, exhausto, hambriento y cansado de una guerra que no entendía ni había pedido, no encontró en Kerenski y compañía una alternativa real al zarismo, sino una prolongación torpe de sus sufrimientos.
Ese vacío de autoridad y esa ceguera política allanaron el camino a quienes sí sabían lo que querían: los bolcheviques de Lenin. Ellos no ofrecían democracia, pero sí pan y paz. Y ante la desesperación de las masas, eso fue suficiente. Así, el momento que pudo haber marcado el inicio de una Rusia democrática, terminó siendo el breve y trágico interludio entre un imperio que se derrumbaba y una dictadura revolucionaria que nacería entre las ruinas. La caída del zar fue un hito; la pérdida de la democracia, una tragedia aún mayor.
J. F. Lamata