26 mayo 1991

El CDS pierde a todos sus representantes en el ayuntamiento de Madrid y en la mayoría de Parlamentarios Autonómicos

Adolfo Suárez dimite como presidente del CDS después de que los centristas hayan sido barridos en las municipales

Hechos

El presidente del CDS D. Adolfo Suárez presentó su dimisión tras conocerse los resultados de las elecciones municipales y autonómicas de 1991 en la que los centristas se quedaron fuera de la mayoría de ayuntamientos y parlamentos autonómicos.

Lecturas


COMIENZAS LAS FUGAS DE DIRIGENTES DEL CDS HACIA OTRAS FORMACIONES:

cavero El ex ministro D. Íñigo Cavero abandonó el CDS el mismo 27.05.1991 (fue militante del CDS apenas dos años tras la disolución del PDP)

EduardoPunset El ex ministro D. Eduardo Punset abandonó el CDS el 28.05.1991, en su caso había permanecido en el CDS desde el año 1986 y tras su marcha del partido fundó su propia formación política ‘FORO’.

29 Mayo 1991

Mutis por el centro

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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EL CENTRO Democrático y Social (CDS) corre el riesgo cierto de hacer mutis por el foro una década después de que su fundador, Adolfo Suárez, eligiera ese nombre para prolongar una carrera política que contaba ya para entonces con resonantes triunfos y sonoros fracasos. El CDS ha descrito a lo largo de estos años una circunferencia completa que le ha llevado del voluntarioso debú de 1982 (el 2,89% de los votos, dos diputados) al descalabro del pasado domingo (el 3,87% en las municipales, con pérdida de un millón de votos). Lejos quedan las esperanzas de 1987, cuando, frente a una derecha desnortada por la dimisión de Fraga, el partido de Suárez, con dos millones de votos, el 10,36% de los emitidos en las europeas de aquel año, parecía configurarse como componente ineludible de cualquier alternativa de centro-derecha.Perdida la oportunidad, la paradoja es que el hundimiento del partido centrista por antonomasia venga a coincidir con la apoteosis del centrismo: de la afanosa búsqueda del electorado moderado, tanto desde la derecha refundada de Aznar como del socialismo pragmático de González. Pero esto es algo a lo que Suárez está acostumbrado: éxito y fracaso, ambos a manos llenas, han convivido en su biografía de manera inseparable. Procedente del régimen anterior, el verdadero triunfo de la reforma por él auspiciada consistió en abrir paso al gobierno de los partidarios de la ruptura. Sólo por eso, nada menos que por eso, Suárez pasará a la historia de la España de las libertades con letras grandes.

La leyenda se repite ahora y, como suele ocurrir, sin especial grandeza. Sirvan estas líneas de reconocimiento por ese paradójico destino.

28 Septiembre 1991

Los funerales del CDS

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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SI algo define de forma inequívoca la muerte de un organismo es su descomposición. La señal más clara del derrumbe del Centro Democrático y Social es la estéril atomización con la que arriba, agonizante, al Congreso Extraordinario que celebra este fin de semana. Suárez abandonó ayer el mutismo para tomar partido por Morodo en un desesperado intento por evitar el colapso. La iniciativa, sin embargo, favorece paradójicamente a uno de los causantes de la ruina del partido, José Ramón Caso. ¿Qué queda del viejo y sugestivo proyecto centrista? Un laberinto de intereses egoistas y fatalmente contrapuestos; un fantasma político desconectado del elector y, como mucho, el recuerdo (entre la nostalgia y la decepción) de Adolfo Suárez, un político de brillante pasado que ya no es sino espectral sombra de sí mismo. Por no creer en el partido, no creen ya ni muchos de sus propios militantes (el 42% piensa que desaparecerá). A nadie sorprende, sin embargo, el más que probable desenlace. El historial reciente del enfermo está jalonado de importantes errores de estrategia de un partido que, pese a lo mucho que prometía por el aire fresco que podía aportar a la vida política española, ha sido incapaz de conectar con la ciudadanía durante los últimos años. El Adolfo Suárez que, tras los brillantes resultados de 1986, se atrevió a anunciar que en el 90 estaría en La Moncloa, desperdició su capital político, pasando de pactar con la derecha a lanzarse, luego, a los brazos socialistas. Su alineamiento suicida con el PSOE coincidió significativamente con el abandono de las posiciones centristas y críticas y la renuncia del partido a ser una verdadera alternativa, la fuerza intermedia equidistante entre derecha e izquierda. Esta deriva ideológica y estratégica se traduciría en el estriposo fracaso del 26-M, (auténtico test de supervivencia). El envite ponía fuera de fuego al CDS y Suárez se autoinculpaba de sus equivocaciones presentando una tan coherente como acertada dimisión. Privado de su «motor», un partido tan personalista como el CDS estaba abocado a ser el puzzle en el que fatalmente ha devenido. En una situación tan desesperada como la que atraviesa el partido, lo que éste necesita es una Ejecutiva de integración de todas las corrientes y un líder renovador. Es inevitable, sin embargo, contemplar con escepticismo un Congreso que más parece un funeral. Triste y previsible epílogo cuya responsabilidad es imputable a los dirigentes y, en última instancia también, a Suárez. Responsabilidad histórica por haber echado a perder un mensaje de progreso, por haber desperdiciado la gran oportunidad de rescatar lo esencial del liberalismo, de enarbolar la bandera del regeneracionismo, y de articular un amplio espacio de centro, tan alejado de los lastres conservadores de la derecha como de los dogmatismos de la izquierda.

28 Mayo 1991

Sahagún, dispuesto a optar a la presidencia del CDS para mantener el proyecto de centro

Pilar Urbano

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Aunque no lo ha hecho oficial, ni lo ha comunicado a la prensa, el todavía alcalde en funciones de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún, planteará en la próxima reunión del Comité Nacional del CDS su deseo de presentarse como candidato a la presidencia del partido. Sahagún llevará su decisión a efecto en el Congreso Extraordinario que se ha de celebrar el próximo mes de septiembre, para proveer la vacante dejada por Adolfo Suárez con su repentina e irrevocable dimisión.

La fulminante dimisión de Adolfo Suárez, como presidente del CDS, ha alterado profundamente los planes de Agustín Rodríguez Sahagún quien, como tantos otros militantes de la formación centrista descalabrada en los últimos comicios, se vio sorprendido por la noticia a bocajarro. Si bien, alguien del inmediato entorno de Suárez le había avisado, con breve antelación, «enciende el televisor y estate atento: vas a oír algo tremendo… algo muy importante». Entre Rodríguez Sahagún y Suárez las relaciones personales y políticas, que en otro tiempo fueron de íntima cordialidad, confianza y cooperación, se habían enfriado y deteriorado hasta la práctica ruptura. Rodríguez Sahagún, como es sabido, se negó a encabezar la candidatura municipal del CDS por Madrid, porque le constaba que, en los planes de la dirección del CDS, entraba entregar al PSOE, y para que se lucrase Juan Barranco, los equis concejales que pudiera obtener con el arrastre de su acreditado prestigio como alcalde de los madrileños. Sahagún pensaba dedicar los tres próximos meses de verano, de julio a septiembre, a descansar viajando con su esposa, Rosa, y el matrimonio Gano, por Suiza, Gran Bretaña, las Islas Azores y Madeira… hasta recalar en una casita de su propiedad junto al Cantábrico. Después, como solía decir últimamente, «ordenaré papeles e ideas, para poner en marcha una corriente liberalprogresista, de alcance internacional; un foro de pensamiento político, abierto a personas tan valiosas y tan distintas como pueden ser un Alonso Puerta, un Iñigo Cavero, un Eduardo Punset, un Pablo Castellano…». Estos planes, de «tempo» lento, entroncaban con una «idea regeneracionista del centro político», desde la cual Rodríguez Sahagún se proponía sustituir a Adolfo Suárez en el liderazgo del CDS, pero con un planteamiento diferido y «sine die». En la noche del 26-M, la reacción de Rodríguez Sahagún, ante el televisor, sacudido por la desconcertante sorpresa del adiós de Suárez, fue la de un político de talla y con «conciencia de responsabilidad». Inmediatamente, decidió tomar él el «testigo» del relevo, si así lo acepta el CDS, partido del que es cofundador.

29 Mayo 1991

La «operación Sahagún»

La Operación Sahagún

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En ocasiones, con el periodismo anticipativo se corre el riesgo de malograr la noticia que se está dando, con la propia sacudida de la primicia. Cuántas veces hemos «quemado» el efecto sorpresa de una «crisis». Ayer madrugaba yo una noticia sobre Rodríguez Sahagún y su decisión de optar a la presidencia del CDS. Sin duda, cometí un error: adelantarme a los acontecimientos. Saqué a la mesa lo que todavía estaba tomando cuerpo y volumen, en el horno, Más que la tentación, a Agustín R. Sahagún le rondaban los tentadores, incitándole a dar el paso de autopostularse candidato a la presidencia del CbS, vacante por la dimisión a quemarropa de Suárez. Pero R. Sahagún no quería entrar ni como un «salvapatrias» que da un golpe de mano, ni como un cirujano de hierro sobre un cadáver con «rigor monis», ni como un cazador de brujas, inquisidor de responsables de la quiebra, y ajustador de cuentas del errorinmensoerror. Para lo cual, debía pasar no mucho pero sí cierto tiempo: «lo prudencial», que dicen en Avila.Sahagún, después de «veintitrés meses de trabajo intenso y sin desmayos, sin tomarme ni una hora de reposo… y quince años en la vida pública, desatendiendo mis asuntos empresariales, personales y, sobre todo, familiares, que son los que más me importan en este mundo», necesitaba un descanso físicoanímico, que él cifra en «tres meses…» que ya tenía/tiene apalabrado/comprometido con Rosa, su mujer. En ese tiempo, él pensaba -y ayer me lo ratificó, por teléfono- «hacer un largo viaje, recuperar mi vida familiar y reflexionar sobre mi futuro». Todo el interés de Rodríguez Sahagún, cuando conversamos ayer al mediodía, era indagar la identidad de mis fuentes. Me dio la impresión de que desconfiaba hasta de su sombra: «Están hablando en mi nombre quienes no tienen mi confianza.. Yo sólo me explayo con José Luis Carro, y sé que de él no ha salido esa información… Hay concejales que se han quedado «descolgados» y difunden ciertas especies… También hay gente que intenta hacerme daño y sembrar discordia entre Adolfo y o quienes desean con impaciencia que yo despeje cuanto antes esta incógnita…». En cuanto a su decisión de tomar el «testigo» del CDS, yo la tengo confirmada por personas que, o se la han escuchado a él, o han interpretado en ese sentido afirmaciones suyas, muy firmes, sobre «la necesidad de rearmar al CDS, para que sea punta de lanza en la regeneración de la vida pública». Sin embargo, lo que Sahagún me dijo fue esto: «Esa decisión no está tomada… A mí nadie me lo ha planteado… ¿Si me lo planteasen? Ya vería… ¿Si me lo propusiera Adolfo Suárez? Eso sería otra cosa… Pero no me lo ha propuesto. En principio. no voy a alterar mis planes de descansar tres meses…». En el ínterim, hasta el congreso extraordinario, «y manteniéndome en una segunda línea, pensaré a qué me dedico: ¿a la cultura? ¿a la política? ¿a escribir… para decir con la pluma algunas de las cosas que hacen falta en España, como la regeneración de la vida pública?… quiero seguir teniendo la autoridad moral de hoy, por si en algún momento se diera una circunstancia en la que tuviese que dar un paso… pero siempre de acuerdo con mi familia». Hace pocos días, el alcalde en funciones de Madrid prometía a José Mario Armero «unas declaraciones en cuanto pasen las elecciones… icon noticiabomba!». Ha decidido retrasar o anular la explosión… En cuanto a mí, temo haber lanzando la noticia, tan caliente como cierta. cuando interesaba más a los lectores, pero contrariando la programación, la estrategia y eltiming» del protagonista. Sólo puedo lamentar que la propia primicia haya malogrado una operación que aún estaba cruda.